Las raíces de todos los árboles crecen para encontrar el agua y los nutrientes que le son tan necesarios para la vida.
Asi pues, cuando un árbol crece en una maceta, las raíces van creciendo hasta ocupar la totalidad del espacio limitado.
Al mismo tiempo la tierra se va desgastando y pierde la facultad de proporcionar los nutrientes que el árbol necesita.
Al regar, notaremos que el agua penetra cada vez con más dificultad en la tierra envejecida.
Si levantamos el árbol de la maceta, veremos que las raíces forman un ovillo espeso y enredado.
Este será el momento de transplantar.
El tiempo favorable para transplantar suele ser al final del letargo invernal, justo antes de que el árbol inicie su periodo de crecimiento.
Tener bien preparada la maceta, herramienta y tierra que vamos a utilizar.
Levantar el árbol de la maceta, quitar la tierra, vieja desenredando las raíces ayudados por un kumade (rastrillo pequeño) e incluso el chorro de agua de la llave o manguera.
Disminuir un tercio de las raíces.
Volver a plantar el árbol con tierra nueva que haremos entrar entre las raíces con la ayuda de un bastoncito, intentando que no queden bolsas de aire.
Regar bien, hasta que el agua salga limpia por los agujeros del fondo de la maceta.
Los bonsái viven bien en tierras granuladas como la Akadama (tierra japonesa de color amarillo, especial para bonsái) mezcladas con un drenaje como tierra volcánica o arena de rio.
Suele ser a partes iaguales de drenaje y Akadama.
La frecuencia varía según la especie. En general los bonsái jóvenes crecen más que los bonsái maduros y necesitan un trasplante más frecuente.
Puede variar mucho la frecuencia de trasplante desde los frutales que se trasplantan por norma general anualmente a las coniferas que pueden trasplantarse cada 4 a 6 años aproximadamente.
Estas cifras son orientativas, hay que observar individualmente a cada árbol, para saber cuándo precisa el trasplante.
Un trasplante en la época adecuada, no supone una gran dificultad para el árbol, pero hasta que las raíces empiecen a trabajar de nuevo, lo protegeremos del viento y del sol hasta que empiece a brotar, pulverizando las hojas con frecuencia.
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